Por: Roxana Silva
Existen en el mercado una gran cantidad de psicofármacos, que prometen ser la mágica solución para todos nuestros malestares emocionales: ¿Estás deprimido?, ¿tienes ansiedad?, ¿dificultad para conciliar el sueño? ¿eres tímido? o acaso ¿tienes trastorno obsesivo compulsivo?… Si contestaste que si a alguna de las preguntas, pues déjame decirte esta gran noticia la industria farmacéutica promete tener la pastillita adecuada para resolver tu problema.
Cuando vamos al médico porque tenemos un problema emocional, ¿Cuál es su recomendación? Generalmente nos receta algún medicamento o nos manda directamente al psiquiatra. Sin darle importancia a la psicología. ¿Qué acaso las pastillas son más efectivas, que una buena terapia psicológica?
La medicación muchas veces puede ayudar a una persona a sentirse mejor o a que disminuyan algunos de sus síntomas, sin embargo, por sí solos estos fármacos no resultan suficientes, puesto que solo tapan o reducen los síntomas, pero no pueden solucionar los problemas por nosotros.
Además, el efecto de los psicofármacos es a corto plazo, por lo que cuando se dejan de consumir, sus efectos desaparecen y parece que nuevamente nuestro problema emocional está de vuelta.

Una situación bastante preocupante es que el uso de psicofármacos se ha incrementado y normalizado, y podría decirse hoy en día que los ansiolíticos son casi tan consumidos como las aspirinas. Incluso hay personas que los consumen sin haber sido recetados por un médico, solo para controlar sus emociones durante una situación complicada.
De acuerdo con organismos tan importantes como la Organización Mundial de la Salud (OMS), La Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH) y la Asociación Americana de Psicología (APA) y las principales guías de práctica clínica recomiendan como tratamiento de primera elección la terapia psicológica cognitivo-conductual, en pacientes que padecen trastorno depresivo leve o moderado, trastorno de angustia, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de ansiedad generalizada y las fobias específicas, y en caso de que se prescriba algún medicamento, el médico será responsable de indicar por cuánto tiempo se deberá tomar y los efectos secundarios y los riesgos que implica dicho tratamiento.
Así mismo, es importante considerar que existen situaciones en las cuales el tratamiento farmacológico debe estar contraindicado como es el caso de las mujeres embarazadas, niños y adolescentes o personas que padezcan enfermedades crónicas debido a los riesgos que esto representa para la salud, por otra parte, es indispensable recalcar que la toma de estos medicamentos conlleva a un posible riesgo de adicción o síndrome de abstinencia tras su interrupción.
Se debe considerar que los medicamentos ansiolíticos y antidepresivos deben solo ser usados en casos graves y cuando sean recetados por un médico psiquiatra y siempre en combinación con terapia psicológica.
Es importante tomar en cuenta que los psicólogos no tenemos la facultad para recetar medicamentos, por lo que en casos graves donde se requiera tratamiento farmacológico es necesario referir al paciente y llevar nuestro trabajo en conjunto con un psiquiatra.
¿Por qué las personas prefieren tomar pastillas, que asistir al diván?
Para responder esta pregunta ahondemos un poco más en las ventajas y desventajas. Como ya había mencionado antes, el tratamiento farmacológico consiste en la toma de ciertas drogas que pueden ser adquiridas con facilidad por la población, incluso cuando la persona no posea una receta médica donde se avale que los necesita y esto sin dejar atrás la enorme ventaja de que las mejoras tras la toma se producen de forma relativamente rápida.
Además, para el paciente representa un mínimo esfuerzo, pues únicamente deben tomar la pastilla en el horario indicado (Ingelmo, Ramos, y Muñoz, 1997).
En cambio, asistir a terapia psicológica requiere un esfuerzo mucho mayor pues implica mantenerse comprometido y motivado con el tratamiento, además de que los resultados se irán observando a corto plazo es decir de forma lenta y progresiva. Por otra parte, para el paciente realizar un autorreconocimiento de sus problemas y afrontar o reconocer sus emociones resulta ser una tarea difícil, que muchas veces se prefiere evitar. Pues sinceramente ¿quién quiere enfrentarse cara a cara con sus monstruos internos?
¿Entonces es mejor medicarse y así enfrentar nuestras penas?
Pongamos este ejemplo: si una persona sufre ansiedad y consume un ansiolítico, es probable que se sienta mejor y sus síntomas físicos mejoren de forma considerable y esto haga que se sienta con mayor tranquilidad; pero ¿se están atacando sus verdaderos problemas o se está mejorando su salud?, ¿está modificando comportamientos que podrían estar asociados a sus problemas de ansiedad?, ¿ha aprendido a modificar y controlar su entorno para afrontar las situaciones que le producen ansiedad?; y otra parte, ¿por cuánto tiempo se sentirá libre de sus síntomas y preocupaciones? Esta pregunta puede responderse fácilmente, ya que si la persona no busca solucionar el problema de raíz que lo ha llevado a padecer ansiedad, lo más probable es que cuando suspenda la medicación (si esta no le ocasionó adicción) vuelva a sentirse mal, ya que el problema sigue ahí.
Además, pensar que con tan solo con tomar una simple pastilla vamos a lograr dejar atrás todo aquello que nos perturba, suena muy tentador ¿o acaso no? Pero para muchas personas, el consumo de psicofármacos termina siendo un problema mucho mayor, ya que llegan a terapia psicológica con sus trastornos sumando a estos la dependencia a una sustancia.
Como ya había mencionado con anterioridad, los psicofármacos, (al igual que otras drogas), son potencialmente adictivos, y así mismo crean tolerancia, lo que en otras palabras menos técnicas quiere decir que para poder obtener los mismos efectos, cada vez se necesitará consumir una dosis mayor o cambiar el medicamento por uno de mayor potencia.

La mejor solución para superar nuestros problemas emocionales consiste primero en enfrentarnos a nuestros propios fantasmas -situaciones o personas que nos causan problemas-, descubrir qué se esconde detrás de ellos y encontrar la manera afrontarlos. Para atender nuestros problemas emocionales, se requiere de un profesional dedicado a la psicología, además de mucha dedicación, tiempo y esfuerzo por parte del individuo.
De igual forma asistir a terapia psicológica nos va a ayudar a auto conocernos, aprender a identificar y controlar nuestras emociones, y esto tendrá como resultado una mejora en nuestra salud mental de manera considerable.
En esta esquina… Psicología vs Psiquiatría
Entonces, ¿Por qué se tiende a desvirtuar a la psicología en el tratamiento de problemas emocionales y algunos trastornos mentales?
En un lado del ring tenemos a la psiquiatría y la ciencia médica, que muchas veces consideran a la psicoterapia poco menos que un placebo. O también se hace referencia a que muchos de los trastornos mentales se producen por desequilibrios bioquímicos cerebrales que solo cederían con el uso de psicofármacos, lo que ocasiona que se conciba a la psicoterapia, como inútil o innecesaria.
En el otro lado del ring, tenemos a la psicología la cual podría considerar la medicación como un hecho escéptico o con resultados falsos, además de que se tiene la creencia de que estos va a interferir con la psicoterapia, pues podría disminuir la motivación para continuar asistiendo a terapia una vez que desaparezcan los síntomas.
¿Entonces qué sucede con las actitudes de los pacientes?
Podría decirse que existen dos tipos de personas:


- Los que piden medicación desde el inicio, porque atribuyen sus síntomas a un problema orgánico o a un desequilibrio en los neurotransmisores.
- Otras personas rechazan los medicamentos, ya que presentan temor a volverse adictos y no poder dejar el medicamento.
Para Finalizar…