MODA CONTAMINANTE

Por: Paola Ortíz Espinosa*

Tenemos poca conciencia de cómo hemos mermado al medio ambiente, si bien existen iniciativas y organizaciones que buscan reducir nuestra huella ecológica, es necesario que primero seamos conscientes de que debemos ser racionales en lo que adquirimos y cómo lo usamos. Con respecto a la industria de la moda, se calcula que en México las ganancias de esta industria alcanzaron los 4 mil 520 millones de dólares tan solo en 2020, posicionándonos en el número 18 del ranking mundial de ventas (Statista, 2020). La relevancia de esto es mucha si se considera su impacto contaminante. 

Es bien sabido que la industria de la moda es una de las que más efectos devastadores tiene sobre el ambiente; a medida que el mercado aumenta, también crece el daño pues se estima que su producción equivale al 10% de CO2 a nivel global, y que es causante del 20% de aguas residuales del mundo (CEDMA, 2020). Si se considera que alrededor del 40% de la ropa que compramos y guardamos en nuestros armarios no es usada, se crea un efecto aún más contaminante pues en muchos casos una prenda es usada alrededor de 7 veces antes de ser desechada.

FAST FASHION

La Moda rápida o Fast Fashion es el fenómeno por el cual se introducen al mercado colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias, durante breves periodos de tiempo, que han sido fabricadas de forma acelerada y a un bajo costo por lo que se podría considerar como ropa desechable. De esta manera, se ofrece la posibilidad de acceder a prendas de moda a precios accesibles y de forma continua, bajo este argumento la industria fast fashion ofrece al rededor de 52  micro-colecciones a lo largo del año (Forbes, 2019).

 

A lo anterior, hay que agregar que esta ropa es producida en países como Bangladesh, India, Camboya, Indonesia, Malasia, Sri Lanka y China, donde las condiciones laborales no son las mejores pues se tienen largas jornadas de trabajo con salarios mínimos, alrededor de 2 dólares al día, situación que evidencia como la industria de la moda también se relaciona con otro problema global como lo es la explotación laboral. “The True Cost”, el documental que habla sobre el fenómeno del fast fashion, revela que existen unos 40 millones de obreros del textil, de los cuales el 85% son mujeres, muchas menores de edad, abriendo así un debate ético adicional sobre la explotación infantil (conTREEbute, 2018).

 

¿Qué empresas son Fast Fashion?

Bershka, Bestseller, Boohoo, C&A, Charlotte Russe, Cotton On, Espirit, Fashion Nova, Five Foxes, Forever 21, Gap, Uniqlo, Victoria’s Secret y Zara son algunas de las empresas detectadas por la Procuraduría Federal del Consumidor que nos invitan a “comprar más y usar menos”. Mediante estudios de comportamiento y mercado, así como de campañas de publicidad, estás empresas han logrado conquistar al público y convertir la moda en un bien de consumo para las masas (PROFECO, 2021).

Hablemos de números

Si nos enfocamos directamente en los números, este negocio se ha vuelto insostenible para nuestro planeta pues tan solo producir una camisa de algodón consume 2700 litros de agua, aunado a la producción de entre 2.1 y 5.5 Kg de CO2, siendo la producción de poliéster la  mayor emisora de CO2, pues una sola camiseta de poliéster tiene emisiones de 5,5 kg CO2. Según el informe de Pulse of the Fashion Industry de Global Fashion Agenda y  el Boston Consulting Group, se estima que para 2030 el consumo de agua, las emisiones de CO2 así como la generación de residuos aumentarán entre 50 y 63% (Greanpeace, 2021).  Envirotex, empresa de reciclaje canadiense, estima que al menos el 85% de la ropa que podría reciclarse termina en vertederos los cuales suman más de 220 mil toneladas de ropa.  Según el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, menciona que la industria de la moda y confección descarga agua contaminada al Río Atoyac afectando a por lo menos 2.3 millones de personas en el estado de Puebla, México (CEDMA, 2020).

Un futuro sostenible

La moda es pasajera, viene y va a lo largo del año, así como en nuestras vidas, pero tenemos un solo planeta, una sola madre tierra, tenemos que hacer conciencia y buscar el cambio en nuestros hábitos de consumo pues tan solo en los últimos 20 años la producción ropa ha crecido un 400% y con esta ha aumentado la contaminación del medio ambiente. La sostenibilidad es un término popularizado en los años 80s y 90s, hoy en día a aumento gracias a Los Acuerdos de París, el Fondo Verde del Clima, el Pacto Global de la ONU, Plan 

de Acción Climática  y los demás compromisos que se han asumido para el cuidado del planeta, es un término que viene de la ecología y describe el funcionamiento los sistemas biológicos. De la mano del término y las acciones llevadas a cabo desde esta lógica, se han generado proyectos y programas de acciones en pro del cuidado del medio ambiente, sin embargo, falta mucho por hacer pues la destrucción toma unos segundos pero la restauración y recuperación de flora y fauna toma años e incluso décadas (Gross, 2019).

Debemos ser conscientes en lo que compramos, analizar si realmente lo usaremos o se quedará guardado en nuestro closet para terminar en la basura, así como analizar nuestro armario, donar o reutilizar, usar menos pero de mejor calidad. Recientemente, Fast Fashion llego junto con la “Moda circular” , ésta reconoce que los recursos del Planeta son finitos, buscando así un segundo uso a las prendas viejas, renovarlas y reciclarlas, recordemos las tres R: reducir, reciclar y reutilizar.

De esta manera existen diversas acciones que podemos ir cambiando en nuestro día a día (Sustainyourstyle, 2020):

  • Elegir fibras orgánicas.
  • Comprar en segunda mano.
  • Donar la ropa que no usemos a gente que lo necesite, para ello existen apps que podrían agilizar el proceso de distribución de ropa.
  • Lavar solo cuando sea necesario y a temperatura ambiente (30º).
  • Comprar menos cantidad y más calidad.
  • Compra ropa fabricada en países que utilicen energías renovables.
  • Busca prendas con etiquetas que controlen la presencia de sustancias químicas como  OEKO-TEX®, GOTS, o BLUESIGN®.
  • Elegir ropas de tipo veganas que suelen tener una producción menos perniciosa para la flora y la fauna.

Referencias

* Estudiante de la Licenciatura en Comunicación y Relaciones Públicas de la Universidad Latinoamericana

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